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PEDRO OLIVARES CHEMIC BOTRYTIS NOBLE


Resumir el impresionante recorrido vitivinícola de Pedro Olivares como empresario (es licenciado en Económicas), sumiller y enólogo, quien también asesora proyectos en Tasmania, Sudáfrica, California o Nueva Zelanda es tarea ardua como describir su gran pasión por el vino.
Su interés por el vino nació trabajando como venenciador para el Grupo Osborne. Su sed de conocimiento no ha cesado desde entonces. Viajero y viajante incansable trabajó como sumiller en Australia, vinificó en la Valpollicela en Italia hasta que en el 2008 decide volver a su tierra natal y emprender su propio proyecto vitivinícola. Apasionado por los cultivos biodinámicos decide embarcarse en la creación de un proyecto que representa lo que verdaderamente significa tomar de la naturaleza. Instala su bodega en la Sierra de Segura, Jaén, donde nace el primer proyecto de VBPO (Vinos Bio Pedro Olivares),  un pequeño viñedo con un gran sueño, elaborar el primer vino biodinámico de Andalucía y de los primeros en España. A 850 metros de altura y sobre suelos tobarizos se puede encontrar esta creación.
Inmerso en los viñedos de una decena de zonas vinícolas, no cesa de investigar, buscando pequeñas parcelas que ofrezcan una sorpresa escondida. Es el caso de Chemic Botrytis Noble, que surge, sin buscarlo, de un viñedo  en experimentación a 1.000 m de altitud de suelos arenas y calizas en Utiel (Comunidad Valenciana), donde plantó unas 800 plantas con la variedad tinta Saperavi, originaria de Georgia. Esta añada se caracterizó por los vientos del norte y las nieblas producidas también por los vientos procedentes del mar lo que provocó una podredumbre noble en las bayas, algo inusual, pero que decidió aprovechar para crear algo nuevo, un tinto dulce elaborado con esos racimos desecados y concentrados por el hongo Botrytis Cinerea. Es un tinto dulce sin encabezado ni filtrado. Un vino inclasificable, irrepetible, con una acidez e intensidad asombrosa del que no se volverá a repetir, al menos no con la variedad Saperavi, ya que ha reinjertado otras variedades que se adaptan mejor al clima de la zona.

Cata: rojo velado. En nariz nos muestra un universo de frutas rojas condicionados por el hongo botrytis cinerea que nos da sus clásicas notas de dulce de menbrillo y azafrán. En boca más que sorprendente, notas de vermut amargo integradas en un dulzor balanceado por una acidez especial. Largo, divertido, untuoso, elegante, sorprendente e irrepetible.

Producción: 1.234 botellas de 0,50 l.

Consumo óptimo: 2024-2026. 

Armonías: quesos suaves, quesos azules, frutos secos, hasta algunas carnes rojas con salsas dulces, aperitivos de foie-gras, bizcochos de chocolate…