Ficha completa

JÉRÔME GALEYRAND BOURGOGNE ANTONIN 2018

Jérôme Galeyrand, es uno de las viticultores menos conocidos en España y más admirados y demandados entre los más entendidos de la Borgoña. Originario del Loira, no proviene de una familia vitivinícola. Trabajó durante ocho años en la industria alimentaria y tras trabajar durante un par de años en Domaine Alain Burguet en Gevrey-Chambertin, en 1996, se sintió inspirado y motivado para embarcarse en su propio proyecto de finca, y así se inscribió en el instituto del vino en Beaune. En 2002, compró su primera minúscula parcela de viñedo de 0,05 hectáreas y elaboró su primera cosecha. Desde entonces, Jérôme amplió sus viñedos a 5 hectáreas  y elabora vinos de Borgoña en las siguientes denominaciones: Gevrey-Chambertin, Fixin, Marsannay, village Côte de Nuits, Bourgogne tinto y blanco.

La vinificación se realiza en la pequeña bodega ubicada en su casa, en Saint Philibert (Gevrey-Chambertin). La viticultura es ecológica (está en proceso de certificación), siguiendo los ciclos lunares y sin utilización de herbicidas. Todas las vides se aran para dinamizar la biodiversidad de los suelos. Para Jérôme los 3 elementos esenciales para hacer un gran vino son: un gran terruño, una vid con una herencia genética notable y que el viticultor respete y sirva al conjunto.

En bodega trabaja con mosto fresco de uva sin ningún proceso tecnológico y enológico, sin levadura industrial, sin enzimas, tan solo un poco anhídrido sulfuroso (sulfitos) como conservante y garante de una buena evolución en botella. 

La añada 2018 se caracterizó por un invierno y una primavera excepcionalmente húmedos, con lluvias en enero y marzo más del doble del promedio de la época del año. Este enorme volumen de lluvia, más de 120 mm en cada uno de los dos meses, completó las reservas de agua en el suelo y resultaría clave para el crecimiento vegetativo de las vides. Tras las abundantes lluvias, y en ausencia de heladas, la floración se adelantó a finales de mayo.  Agosto fue seco y cálido, sin las olas de calor de 2003 ó 2019 y, en consecuencia, las vides no colapsaron debido al estrés hídrico y no hubo uvas quemadas por el sol. Pequeñas lluvias esporádicas, así como las reservas acumuladas a principios de año, mantuvieron las vides funcionando sin problemas. Finalmente los rendimientos fueron buenos, con buena madurez y buena acidez. 

Los vinos resultantes no dejan de sorprendernos, en una añada cálida como este 2018, todas las cuvees que hemos probado tienen un equilibrio y precisión que pocos productores son capaces de obtener en este rango de precios. Este Antonín es su tinto de partida, con una de la mejorres relaciones calidad-precio en Borgoña.

Viñedo: 100% Pinot Noir de parcelas en la parte inferior de Chambolle, Brochon y Gilly-les-Citeaux con suelos arcillo-calcáreos.

Elaboración: vendimia manual, uva despalillada, maceración de 3 a 5 días, fermentación alcohólica con levaduras indígenas durante 18-20 días. Crianza de 16 meses en barricas de roble (20-30% nuevas). No clarificado ni filtrado. Uso mínimo de sulfuroso.

Cata: color rubí brillante de capa baja. En nariz intensidad moderada con notas de fruta roja, cereza, rosa, notas terrosas, sotobosque, hoja de té y especiados como la pimienta. En boca tiene una acidez crujiente, tanino aterciopelado y la fruta con muy buena definición en un equilibrio perfecto.

Producción: 2.000 botellas aprox. 13,5% Alc.   

Consumo óptimo: 2021-2027. 

Armonías: asados, carnes de caza de pluma, platos con setas y trufas. Quesos frescos fuertes, carnes blancas y, especialmente por sus notas terrosas, champiñones e incluso truchas y salmón ahumado.